CAPÍTULO 22. MAÑANA DE OJERAS.
Estaba durmiendo cuando noté un líquido que se extendía sobre mi mejilla. Abrí los ojos y me encontré a los gatos de Lau. Odiaba los gatos. No podía ni verlos. Pegué un bote sobre la cama y Lau se despertó y mirandome con cara extrañada me preguntó.
- ¿Qué? ¿Te han despertado los gatos?
Nada más verla la cara me empezé a reir. No me acordaba de que la había pintado la cara.
- ¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?
Empezó a tocarsela y se miro los dedos y vió que los tenía rojos. Fué hasta el espejo que tenía en su habitación y nada más mirarse me miró a mi, con cara de te voy a matar.
Salí corriendo de su habitación pero Lau era demasiado rápida. Giré la cabeza para atrás y la ví más cerca de lo que pensaba miré hacia el frente y me choqué contra la puerta de la cocina. Lau empezó a reirse y nada más levantarme fuí a por ella. Me cansé demasiado pronto y me fuí a la cama. Eran tan solo las 7 y nosotras nos habíamos acostado a las 6. Habíamos dormido nada más y nada menos que 1 hora. Nos tumbamos a la cama y nos volvimos a dormir.
Nos despertamos a las 12 con unas ojeras que nos llegaban hasta los pies. Teníamos muchísimo sueño. Nos fuimos al baño para lavarnos un poco y más tarde a la cocina para desayunar los gofres que habíamos comprado el día anterior. Los metimos al microondas y nos lo comimos con un zumo. Después de desayunar nos fuimos a colocar su habitación. Escuchamos el ruido de un coche. Nos acercamos a la ventana para saber quien era y vimos que eran los padres de Lau. Nada más entrar por la puerta fueron a la habitación de Lau.
- Laura hija ya hemos llegado.
- Vale mamá.
- Vamos a ir a comer al campo. ¿Os quereis venir?
Lau me miró con cara de suplica para que me fuese con ella y no tarde nada en decirla que si. Pasaría otro maravilloso día con ella.
- Nos vamos a ir ya. Gloria vete si quieres ha dejar tus cosas en tu casa y te vienes directa aquí. Nos iremos a la 1.
- Vale.
Nada más irse su madre de la habitación la pide a Lau que me acompañase para coger todo, ella sin dudarlo me dijo que si.
Nos fuimos corriendo hasta mi casa. No tardamos nada en llegar, solo nos separaba una calle.
Subí las escaleras lo más rápido que pude. Deje todo tirado y me cambié. Me puse un pantalón vaquero, con la sudadera que me había regalado Lau para mi cumpleaños y las converses rosas. A la 1 menos 5 llegamos a casa de Lau. Subimos al coche y nos fuimos.
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