LHDG. CAPÍTULO 10.

CAPÍTULO 10. MAL DÍA.

Jueves, las semanas se me hacían eternas. La única razón por las que me levantaba cada mañana era solo por él, le quería demasiado y tenía miedo de perderle, que alguien me lo quitase de las manos. Tenía miedo de Tamara, ella haría cualquier cosa para separarnos y que yo no fuese feliz. Ese día no tenía ganas de nada, solo pasarlo con él y que nada ni nadie nos separara.
Desayuné y llamaron a la puerta.
- ¡Princesa!
- Tontito!
- ¿Qué te pasa? Te veo con mala cara.
- No lo sé ni yo, tengo miedo.
- ¿A qué? ¿A quién?
- A que nos separen. Tengo miedo de que esto termine demasiado pronto.
- ¡Nada ni nadie nos va a separar!
- Y T...- No seguí hablando, no quería pronunciar su nombre.
- ¿Tienes miedo de Tamara?
- Si ..
- Mira, yo no me fijaría de Tamara ni que estuviese loco. Antes saldría con un mono.
- Eso lo dices ahora, pero no me compares ella conmigo.
- Claro que no te puedo comparar con ella, ¡tú eres muchísimo mejor!
- Al fin y al cabo eres un tío, siempre llegará el momento.
- ¿No confías en mi?
- ¡Claro que confío en ti! En quien no confió es en Tamara. Ella siempre consigue lo que quiere. Y tú eres uno de sus próximos elegidos de su lista.
- Glo, que te quede bien claro que yo nunca pero nunca te dejaría y menos te pondría los cuernos con ella.
- Pero hay mas chicas. Y al fin y al cabo yo soy una del montón.
- Glo, mírate.
- ¿Qué quieres que mire? ¿Mi cara?
- No todo es la belleza, tú eres una chica genial.
- Ya pero tú te fijarías antes en una rubia y que estuviese buena y no en una que fuese guapa y que estuviese gorda.
- ¡Claro que no me fijaría! Yo solo me fijo en ti. Parece que no confías demasiado en mi.
- Te quiero, ¿vale? Tengo miedo a perderte.
- No tienes que tener miedo. Yo siempre voy a estar contigo.

La discusión se acabó y me besó. Aunque me hubiese dicho eso seguía teniendo miedo. Fuimos a buscar a Lau y nos fuimos al autobús. Estuvimos todo el rato besándonos como el primer día. Tocaba otra vez música y Mario se acercó a mi.
- Glo, ¿podemos hablar?
- Mario te he dicho que pases de mi. No quiero nada contigo, ni nada de ti.
- Solo te pido hablar contigo.
- Ya, ese es el problema. ¡Que yo no quiero hablar contigo!
- Vale, no pensaba que fueras asi de borde.
- ¡Yo no soy borde! ¡Solo tengo un mal día como todo el mundo!
- ¿Todos los días? ¿Javi no te trata bien?
- Claro que me trata bien, ¡me trata como una princesa!
- Pues si te tratase bien no tendrías porque tener un mal día.
- ¿Que quieres?
- Quiero que hablemos.
- ¿Cuándo?
- ¿Esta tarde?
- Nose, me lo pensaré, luego te lo digo.

Cuando sonó la campana me fuí derecha a clase, tenía que contarle a Javi lo que me había dicho Mario.
- Javi, he estado hablando con Mario.
- ¿Y qué te ha dicho qué traes esa cara?
- Me ha dicho que quiere hablar conmigo.
- ¿Cuándo?
- Esta tarde.
- ¿Y has quedado con él?
- No, no lo se, quería decirtelo a ti primero para ver que me decías.
- ¡Glo! ¡No soy tú dueño! Puedes quedar con él, pero solo para hablar claro, ja ja.
- ¡Claro! Yo te quiero a ti.
Me besó, notaba que mi felicidad estaba otra vez bien.